viernes, 16 de marzo de 2012

De cambio de planes

Se ha muerto J.
Aquí se muere mucha gente. Es más, muchos viene a morir. Es algo con lo que convivimos, ley de vida que asumimos como parte de nuestro día a día.
Pero con J ha sido distinto. Era un tipo diferente, un espíritu libre que murió poco a poco con la institucionalización. Nunca quiso entrar en la rueda. Le costaba acatar las normas, amoldarse a las rígidas rutinas.
Era un tocapelotas, pero de esos que caen bien, de esos a los que les coges cierto cariño. Y estoy segura de que tuvo una vida de lo más interesante. Aquí se sentía enjaulado, sin ganas de seguir adelante.
Hoy me planteo de nuevo esas cuestiones existenciales que tanto incomodan. ¿Deben las instituciones proteger a toda costa al individuo de sí mismo? ¿Deben gastar recursos extraordinarios en algo inevitable? ¿Debemos seguir jugando a ser pequeños dioses poniendo la vida por encima de la dignidad? Y, a modo personal, ¿qué harías yo si me tocara a mí/mis?
Había pensado despedir la semana con algo más alegre pero, como humanos que somos, la muerte no se adapta a nuestros planes de vida. Hoy, después de la noticia, solo quería reflejarlo. Disfruten mucho, nunca se sabe.

2 comentarios:

  1. Yo tampoco quiero entrar en esa rueda, y prometo, que si me meten a la fuerza y estoy en el dudoso estado de juicio que ahora poseo, rebelarme con todas mis fuerzas y hacer la vida imposible a todo bicho viviente.
    Salu2.

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  2. Alfredo, ¡jajajajaja! La institucionalización no siempre es algo negativo, pero es verdad que hay personas que no están preparadas para tanta protección. Espero que te lo puedas saltar, un saludo.

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