lunes, 31 de diciembre de 2012

Adiós, gatito


Esto se acaba. Se supone que es momento de hacer balance y una larga lista de buenos propósitos que no vamos a cumplir. Por mi parte suelo hacer una lista de 12 uvas virtuales dedicadas, pero este año me la voy a saltar. Porque este año todas las uvas, las virtuales y las de verdad, me las voy a tomar a la salud de un ser que durante 16 me ha hecho muy feliz: mi Bruno, mi gatito especial.

La casa está tan vacía sin él… Y me pesa tanto el corazón… Que ni siquiera tengo palabras. Así que las tomo prestadas de alguien que lo quería tanto como yo, 7ven:

Después de 16 años, nuestro Gato Bruno ya no está. Chistoso que Tú, el gato más travieso, simpático y juguetón que he conocido te hayas ido el Día de las Bromas. Se acabó lo de verte nada más entrar en casa, se acabó lo de pedirnos agua del grifo cada vez que nos levantábamos, se acabó lo de tener que guardar las cosas frágiles para que no las rompieses, se acabaron muchas cosas. Ojalá no se hubiesen acabado nunca. Todo será más tranquilo. Todo será más aburrido. Todo será peor.

La vida continúa, y yo no puedo olvidarlo porque una vida crece sin parar dentro de mí, así que no queda otra que levantarse y buscar esa sonrisa perdida.

Os deseo un feliz 2013, que vuestros corazones rebosen como lo ha hecho el mío al lado de mi gatito.


lunes, 24 de diciembre de 2012

¡Felices Fiestas!


Leyendo la última entrada de Sese he recordado una anécdota navideña…

Yo tendría unos 16 años. Como cada Nochebuena, íbamos a casa de mis abuelos mis padres, mis dos hermanos y yo. Mi padre, nada más entrar en la comunidad de mis abuelos, pisó una hermosa caca de perro.

- Papá, no te preocupes, eso da buena suerte –le decíamos al pobre mientras maldecía a la vez que trataba de quitarse el plastón del zapato.

Nuestra “buena suerte” no tardó en llegar. Nos metimos los cinco en el ascensor y, a medio camino, ¡se quedó parado! De aquella no había móviles ni nada, y encima el dichoso ascensor era un bunker. Mi madre, mi hermano pequeño y yo sufrimos de claustrofobia, así que la cosa iba mejorando por momentos. Gritábamos y gritábamos y allí no aparecía nadie a socorrernos. El espejo se empañaba, el olor de los restos del zapato de mi padre frotaba en el ambiente,… No sé cuánto tiempo estuvimos encerrados…

Hasta que la idiota de la vecina del segundo se dio cuenta de que no éramos unos niños cantando villancicos para pedir el aguinaldo y se corrió la voz de alarma.

Mi padre remató la noche con otro momentazo de "buena suerte": se comió una ostra mala, así que se puso a morir.

Hoy en día nos partimos de la risa recordando aquella Nochebuena tan accidentada.

No, no hay moraleja. Solo quería dar un poquito de color a esta entrada que no tiene más objeto que desearos una muy Feliz Navidad. Lo dicho,

¡Feliz Navidad!

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Lo que nadie te cuenta del embarazo I


Uno de los efectos más sorprendentes e inmediatos del embarazo es la pérdida del espacio vital o, dicho de otra manera, tu barriga se convierte en un bien público. Todo el mundo, conocido o desconocido, te toca la barriga. Algunos, más osados, la acarician, e incluso llegan a acercarse a zonas que NUNCA van a ser públicas, por más embarazo que haya.

-No, no vas a notar a la niña, se mueve sobre todo en la parte baja.

Y, de repente, te encuentras con una mano en la parte baja de tu vientre, ¡sin siquiera pedir permiso!

Es verdad que algunas personas tienen la consideración de pedir permiso, pero son las menos, os lo aseguro.

Y, aunque yo tenga cierta aversión al contacto humano, he aprendido a tolerar esta atracción que siente la humanidad hacia mi redonda barriga, porque… ¡soy la primera que no puede resistirse a las ajenas!

Total, en cosa de un mes dejaré de ser el centro de atención, tampoco me va a matar un poco de manoseo.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Lo que nadie te cuenta del embarazo: Introducción


Mimi me sugirió llevar en el blog un diario del embarazo, pero no lo consideré oportuno. ¿Para qué llenar este espacio de miedos e incertidumbres? Ahora que mi niña sería viable fuera de mí y que las posibilidades de que las cosas vayan mal se han reducido bastante, ya puedo permitirme el lujo de contaros alguna cosita.

Vaaaaale, prometo no convertir este sitio en el blog de Mamá-Vir, pero durante un tiempo tendréis que aguantaros, ¡o dejar de leer! Porque esto es lo más emocionante y bonito que me ha pasado en la vida.

Lo de ser mamá, digo, no lo del embarazo. El embarazo es un coñazo. Por suerte, el cuerpo de la mujer es sabio y se prepara para aguantar las mil y una tonterías que “son normales” durante el embarazo produciendo una enorme cantidad de hormona “me-la-refanfinfla” y hormona “soy-súper-feliz”.

Bueno, vale, es verdad. No es tan horrible. Tiene un montón de cosas buenas (además de ese chute hormonal que deberían vender en cocktail para tomar una noche de copas).

Y de todo esto iremos hablando en las próximas semanas. ¿Qué os parece? J

domingo, 9 de diciembre de 2012

Plantar un árbol, escribir un libro,...


Crecí en un barrio. La junta municipal organizaba un buen montón de actividades y mi hermana y yo nos apuntábamos a todo. Aquella vez se trataba de reforestar un solar, justo frente a nuestro piso. Y allá que fuimos. Hicimos el agujero, plantamos nuestro árbol, grabamos nuestras iniciales en él y, durante una buena temporada, lo regamos con cierta asiduidad.

Del libro, pues qué os voy a contar. Por ahora, terminados y publicados hay dos. Pero seguro que en el futuro habrá más, porque escribir es una de mis grandes pasiones.

Entonces, ¿qué me quedaba? En mi caso, lo más difícil. Pero no imposible. Ha sido una temporada muy dura, con sorpresas que cambian tu vida para siempre, muchas visitas médicas, abortos, amenazas de aborto, meses en reposo absoluto, angustias y miedos.

Ahora, a menos de dos meses para cumplir con el tercer objetivo, siento que todo lo que ha pasado me ha llevado a este momento mágico, y a otro más especial, el de poder sostener entre mis brazos a mi princesa. Me siento afortunada. Feliz. ¿Y cómo no compartir un trocito de esa felicidad con vosotros, amigos virtuales, que tanto me habéis ayudado siempre?

Ya estoy aquí, J