viernes, 27 de abril de 2012

Recuperando viejas y bellas costumbres

¡Por fin es viernes! Es que esta semana ha sido muy dura. También muy bonita, la verdad. Semana de reencuentros varios, de conocer a personas inolvidables, de sentir mucho y muy bello.
Hoy he cogido el paraguas. Me encanta mi paraguas: grande, hongo y transparente, con un ribete rosa y el mango del mismo color. Además de protegerme de la lluvia me protege de los portadores de paraguas que no son conscientes del espacio que ocupan. ¡Pero casi no lo he usado! Esta mañana, cuando he mirado por la ventana, he visto esa bruma que emborrona las luces y he sonreído feliz pensando que por fin podría pasearlo.
Me encanta la lluvia. Hombre, para días como hoy que me toca ir de un lado a otro preferiría que no lloviera, pero no me importa mucho. Cuando iba de camino al curro miraba los campos cubiertos de niebla y me ha dado la sensación de que por fin teníamos con nosotros el tan ansiado invierno.
Año raro. Nos robaron el invierno. Ahora nos roban la primavera. Igual también nos quedamos sin verano.
Os preguntaréis, ¿a qué viene todo esto? A nada. Solo escribo. Me gusta escribir, aunque no hable de nada en particular. Al fin y al cabo eso es lo que me trajo a este lugar sin lugar, ¿verdad?
Feliz fin de semana, puente, semipuente o lo que sea que disfrutéis.

miércoles, 25 de abril de 2012

Desbarrando

Últimamente voy a contrarreloj. Tengo la agenda repleta de citas: médicos, cumpleaños y cenas varias, la ITV, el Encuentro con Escritores, quedar con amigos que quieren mi novela en mano,…  Las próximas dos semanas van a ser de locura. Ayer me llamaron del médico para cambiarme día y hora y tuve que sacar la agenda y estrujarme los sesos para encontrar el hueco adecuado. Y llevo la mano siempre pintarrajeada con cosas que ¡madremía! Mejor que no se me olviden…
Me gusta, me gusta estar así, hiperactiva. Casi no tengo tiempo de pararme a pensar. Todas las entradas de Un Mar de Cristal hasta el jueves están programadas, apenas puedo dedicarle ratitos a este blog, mi vía de escape. Pero hoy me apetece desbarrar un rato.
Estaba pensando… me toca ponerme a estudiar de nuevo. Por fin hay fecha de examen y una ya está cansada de ser la eterna interina. Aquí estoy muy bien, tengo mi sitio, pero sé que no puede ser así para siempre. No porque tenga yo especial interés en crecer laboralmente, mi desarrollo profesional va por otros derroteros, pero esta inamovilidad cansa.
Pero… ¡me da tanta pereza! No solo tener que meterme de nuevo con las leyes, eso creo que lo tengo superado. Brego cada día con ellas, cada vez me resulta más sencillo enfrentarme a los vericuetos de la legislación y hasta le encuentro su atractivo –y hasta me entretengo en buscar las posibles lagunas o dobleces-. No, lo que realmente me da pereza es volver a empezar.
Veréis, yo no soy simpática. De primeras no suelo caer en gracia. Me cuesta adaptarme a las nuevas situaciones, a las nuevas personas, a los sitios nuevos. No me gustan los cambios. Ahora lo llevo mejor, la vida es un constante cambio y no queda otra que intentar adaptarse lo mejor posible, pero sigue sin gustarme.
¡Y estoy tan bien aquí! El trabajo no es para nada el de mis sueños, ¡ni de lejos! Pero tengo buenos compañeros, incluso buenos amigos, me he ganado el respeto de casi todos y me siento muy cómoda.
En fin, si tuviera la plaza en propiedad imagino que no me hubiera quedado mucho tiempo. ¡Hala! A estudiar toca.

lunes, 23 de abril de 2012

¡Feliz Día del Libro! ¡Feliz Sant Jordi!

Normalmente tengo un regalo para todos vosotros y para todas las demás personas que pasan por mi vida pero que no visitan o no visitan con demasiada frecuencia este blog. Pero este último año ha sido bastante duro y mi productividad ha descendido bruscamente. Apenas hay relatos en el blog y no tengo proyectos acabados (sí infinidad de ellos sin acabar).
Así que, por una vez, tendréis que disculparme, no tengo más regalo que estas palabras y una flor virtual, la que vosotros prefiráis. Yo elijo la margarita.
¡Feliz Día del Libro! ¡Feliz Sant Jordi!

viernes, 20 de abril de 2012

Daniel Hare en el Café Galdós


Es como una maldición… Años persiguiéndolo para que toque en Madrid y poder y  disfrutar de su música, y ahora que no para yo me pierdo todos sus conciertos. ¡Y mañana tampoco podré ir! ¡Qué rabia!
Mi querido amigo Daniel Hare, un artista de la cabeza a los pies, un hombre valiente que un día decidió aparcar su trabajo y dedicarse a lo que de verdad le gusta, la música, toca en el Café Galdós.
Madrileños, os lo recomiendo muy mucho. Por tan solo 5€ podréis disfrutar de una cerveza fresquita acompañada de buena música. Un planazo para la noche del sábado, ¡qué envidia!
Me queda el consuelo de poder disfrutar en breve, al menos, de su compañía y, quién sabe, quizás de su música. ¡Nos vemos en el evento del año, la boda de los Sweetties!
Café Galdós – 22:30
C/ Los Madrazo, 10



Cantautor madrileño y vividor en el único sentido de la palabra posible. Su receta es la naturalidad y unas buenas letras. Creció rebuscando entre los discos de José Luis Perales de su padre (conquense), para escuchar los de Bob Dylan y los Beatles de su madre (inglesa), lo que hace de su música una mezcla entre los cantautores “clásicos” españoles y el folk americano e inglés. En 1998, con tan sólo 20 años, gana el Certamen Nacional de Canción de Autor Ciudad de Burgos y en 2000 es premiado en el concurso de Jóvenes Creadores de Alcalá de Henares.

viernes, 13 de abril de 2012

Lo que quedó de las vacaciones

-Y te habrá llovido, ¿no?
-Pues la verdad es que no. Solo un día.
-¿¿¿¡¡En Galicia!!??

Esta conversación es de esas que me grabaría en una chapa para no tener que repetirla una y mil veces después de las vacaciones. Que a mí poco me llueve, una que tiene esa suerte.
El olor a piedra y humedad, a humo y a empanada. El jardín, con su balancín, su patio de piedra, su pozo, su grama castigada por el seco invierno. El sol reverberando en la pátina que el orbayo dejó. Los frutales colmados, la lantana pelada, los arbustos sin hortensias, la huerta cargada de flor.
Mis abuelos, siempre activos, más cariñosos que nunca. Ella que es capaz de ofrecerte más de trescientos alimentos en un tiempo record. Él poniéndole el toque humorístico con su ironía fina. Incansables.
Los reencuentros. Los peces de las monjas. Las novedades que van cayendo a gotitas, como si de un grifo mal cerrado se tratase. El Miño, Playa América, La Guardia, Camposancos, Caldelas, Areneros. El café en el Central, la estrella en el Cielo, el bocata en el Fornos.
Quedar en Areses, pasear por la Corredera, comprar el cariño de Lola con las chuches de Mel. Subir por las Olivas y bajar por los jardines.
Sentir que por fin estás en casa.
Mi gente. Mi tierra. Mi hogar. Contando los días para la vuelta.






martes, 10 de abril de 2012

El Primer Beso

¡Joder! ¡Qué chungo se ha puesto blogger! Y como desde aquí no tengo acceso al navegador de marras esto de publicar se está convirtiendo en misión imposible… Bueno, haremos lo que se pueda. La entrada que tenía preparada para hoy me la como, porque si tratar de darle formato al texto es difícil no os quiero ni contar las dificultades que tengo para subir imágenes, ¡he sudado la gota gorda para publicar en Un Mar de Cristal! Así que hoy toca esta, que estaba guardada en la recámara desde hace un tiempo…
Julio de 1992. Irlanda. Él, Gonzalo, de 13 años, un pelirrojo monísimo. Yo, un poquito mayor que él –tenía 14-, pero igual de pez en temas amorosos. Vamos, que hasta ese verano yo pensaba que era fea como un demonio, que nunca gustaría a un chico. Pero oye, fue salir del círculo habitual y se me cayeron las etiquetas. Y allí estaba yo, convertida en sex-symbol, teniendo que elegir entre Sean, el irlandés de 19 años que se quedó prendado de mí en la parada del bus, y Gonzalo.
Sean era encantador, pero teníamos problemas de entendimiento. Era mi primer verano en Irlanda y todavía me costaba eso del inglés. Además, vivía en la ciudad, y yo no. Y, para colmo, iba demasiado deprisa. El día que nos conocimos ya me plantó un beso en los morros. Un beso muy casto, eso sí, pero para una recién salida al mundo de lso chicos aquellos era un gran paso. La decisión estaba tomada. Gonzalo y yo empezamos a salir el mismo día que dejé plantado a Sean.
Fueron dos semanas preciosas. Estábamos juntos con los amigos, luego íbamos a pesara de la mano o agarrados de la cintura… El beso se hacía esperar. Yo lo hablaba con mis amigas y él con sus amigos. Para mí estaba claro, tenía que ser él el que diera el primer paso. Miedo, expectación, un poquito de repelús… Y ganas. Todo un cúmulo de sentimientos contradictorias en torno a la espera del primer beso de enamorada.
El puente. El puente es el escenario de grandes momentos allí, en Irlanda. Punto de reunión, de partida y de despedida, hasta allí paseábamos juntos cada tarde en soledad y allí nos separábamos.
-Me voy, que ya llego tarde –dije yo.
De repente, como John Wayne en El Hombre Tranquilo, Gonzalo tiró de mí, me agarró por la cintura y me besó. El mundo se paró. Fue mágico. El instante en que nacieron esas mariposas que aletean furiosas en mi bajo vientre en los momentos más excitantes.
Nuestro idilio no duró mucho, pero se ha quedado prendido en mi recuerdo como algo hermoso.
¿Recordáis vuestro primer beso? ¿Es un buen recuerdo? ¡Contadme!