lunes, 16 de enero de 2012

El tan esperado invierno

La niebla densa caía en pequeñas gotas que mojaban mi rostro al pasar, como de lágrimas que no derramé. La noche ya había caído cuando fui a despedirme por segunda vez en un mismo día. Sentí que todo estaba bien, que por fin el clima se acompasaba al ritmo lánguido de mi corazón.
Mi vida siempre ha sido una sucesión de despedidas y reencuentros, de lágrimas en el aeropuerto, tanto de tristeza como de felicidad. Una aprende a sobrellevarlo, no queda otra.
Aprendes a tener a la familia a una llamada telefónica, a abrazarlos en la distancia, a no contar con su presencia natural. Aprendes a disfrutar de las breves estampas, a cumplir años cuando te conviene y no cuando debe ser, a valerte por ti misma, a no sentir abandono o indefensión.
Ayer no lloré. Fue algo tremendamente egoísta lo que me llevó a no sentir la necesidad de desparramarme en humedades: la esperanza de que, por lo menos respecto al Señor Marqués, se trate de la última. Tampoco lloré con Malolito, y es que llevo toda una vida despidiéndome de él. Purita costumbre que no resta vacío.
Hoy tampoco lloro, que es lunes y llueve. Y la semana se presenta, cuanto menos, ocupada. No hay tiempo para las lágrimas. Sí para las sonrisas de invierno, bienvenido seas.

4 comentarios:

  1. La visa siempre es una sucesión de despedidas y encuentros, lo bueno sería tener más encuentros que despedidas, pero...

    Besos

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  2. Y digo yo; si el invierno y el trabajo te hacen no llorar, ¿qué harás en verano?

    Salu2.

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  3. No siempre llorando se expresan mejor los sentimientos. Los contenidos y expresados en palabras o miradas también dicen mucho.

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  4. Sese, con que se iguale el número me doy por bien servida, ;) beso.

    Alfredo, no soy muy de llorar, pero en todo caso prefiero hacerlo los martes, y nunca cuando llueve, ;)

    Edu, tendrías que haberme visto haciendo el payaso en el aeropuerto (algo que ya es tradición), disfrutando con las son-risas que conseguía arrancar... A mí me cuesta expresar de cualquier manera, y hay días que es mejor no hacerlo, ya hay suficiente tristeza a nuestro alrededor.

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