viernes, 17 de enero de 2014

Una carta de amor


Mi pequeña Ratoncita:

Mañana es tu primer cumple. ¡Qué emoción! Mamá se está volviendo un poquito loca con la merienda de cumpleaños que te vamos a preparar, pero es que no todos los días se cumple un añito. Sí, ya sé que no te vas a enterar de nada, si soy yo la primera que se lo dice a todo el mundo cuando me preguntan por un posible regalo para ti, pero yo soy tu madre, tengo derecho a perder la chaveta.

Mi princesita, mi bebé, mi amor… ¡Qué grande estás ya! Me emociono al recordarte tan frágil y pequeñita, recién nacida, entre mis brazos. Y ahora te miro, te veo feliz, sana, alegre, vivaz, valiente, fuerte,… Y me emociono más aún. ¡Tendrías que ver la cara de embeleso con la que te miro cuando estás concentrada en tus juegos y exploraciones! Se me cae la baba. Y no es para menos, eres la niña más bonita que he visto nunca.

¿Amor de madre? ¡Pues claro! Pero eso no me quita razón. Eres preciosa, por dentro y por fuera. Tienes una sonrisa que enamora a todo el que se la cruza. Tu risa es mi canción favorita. Cuando me rodeas con tus brazos y apoyas tu cabecita en mi hombro querría congelar el tiempo. Das unos besos tan tiernos que nos derrites a todos por dentro. ¡Hasta tus tortas me gustan! Como dice tu primo Joel, profundamente enamorado de ti, son tortas de amor. Y es que no hay nadie que se resista a tu encanto.

También tienes tu puntito de genio, que no está nada mal. Mamá pensaba que, de buena que ibas a ser, todos te tomarían el pelo y te manejarían como quisieran. Pero mis temores se han disipado. Porque sabes defender tus intereses, ¡vaya que si sabes! A veces te enfadas un montón con mamá o con papá, cuando no te dejamos jugar con el tambor de la lavadora o coger las naranjas que tanto te gustan, pero enseguida se te pasa. Con un poquito de paciencia y una buena dosis de amor todo se resuelve más fácilmente.

Mi bebé, has cambiado mi vida, la has vuelto del revés, la has puesto patas arriba,… ¡Muchas gracias! Nunca había sido tan feliz. A pesar de que nunca había sentido tanto miedo, tantos miedos. Miedo a que te pase algo, a que me pase algo, a que le pase algo a papá,… Y miedo a estar haciéndolo mal. Aunque este último se me pasa rápido cuando veo todo lo que hemos conseguido los tres juntos.

No hablo de tus logros psicomotrices, cada niño tiene su ritmo y no es un mérito que el tuyo sea tan acelerado. Hablo de lo cariñosa e independiente que eres, de lo bien que comes, de tu afán explorador, de tus poquitos miedos y tus muchas inquietudes, de tu firmeza y tu valentía,… Todo eso lo hemos construido juntos, sí. Porque, por más que hable la gente de la suerte que hemos tenido estoy plenamente convencida de que el modelo de crianza que hemos elegido se lleva parte del mérito.

Hubo un tiempo en el que, por momentos, pensé que no lo lograríamos, que nunca seríamos papás. Ahora miro atrás y se me llenan los ojos de lágrimas. De emoción, de gratitud, hasta de cierto orgullo propio por no haber cejado en la lucha. Me siento plena, pletórica, formando parte de esta pequeña familia que hemos montado.

Una vez le dije a tu padre algo muy hermoso que oí en una película y que se ajustaba a la perfección a mis sentimientos: “tú haces que quiera ser mejor”. Pues bien, “tú haces que lo consiga”.

Gracias, mi Lily, mi Mononoke, mi bizcochito, mi galletita, mi vida, mi amor, por el mejor año de mi vida.

Te quiero, Beatriz, infinito y sin huequitos.

Un millón de besos, mordisquitos y achuchones:

Mamá

3 comentarios:

  1. Felicidades! Jopé, un añazo ya. Mil besos niña

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    1. Un añazo, sí, ¡el tiempo vuela! Muchas gracias, Mimi, qué bien leerte por aquí, besitos mil!!

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  2. Muchas felicidades... con mucho retraso, eso sí! Un año ya!! :O ;D

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