jueves, 26 de mayo de 2011

Tu recuerdo me persigue

El espacio que dejaste en mi cama, liso,frío y vacío. Ya hace tiempo que se evaporó tu olor. Sobre la silla, esa que hiciste tuya, mi camiseta-tu pijama y, bajo ella, las zapatillas que te regalé para que no anduvieras descalza. Siempre tenías los pies fríos y solías enredarlos entre mis piernas mientras de tu garganta brotaba clara tu risa contagiosa y en tu rostro se dibujaba esa expresión traviesa que te hace más niña de lo que eres. 

Supongo que aún espero que vuelvas, a pesar de todo. Por eso muchas noches duermo con la cabeza vuelta hacia ese lado que ocupabas a regañadientes, imaginando que estás junto a mí, que puedo oír tu respiración profunda y sentir sobre mí tu aliento cálido o esa energía que manaba de tu piel.

Otras te doy la espalda, así solía ser. Tú me abrazabas muchas veces temblando. ¿Cómo es posible que siempre tuvieras tanto frío? Yo cogía tu mano y la apretaba contra mi pecho, fundiendo tu pulso con los latidos de mi corazón. 

Tu recuerdo impregna cada rincón de mi hogar. El lado del sofá donde solías acurrucarte tapada con la manta de rayas; la banqueta de la cocina en la que te sentabas a fumar; la entrada donde, nada más llegar, dejabas tus zapatos; el vaso, vacío ahora, donde reposaba tu cepillo de dientes, ese que te llevaste cuando perdiste la esperanza; el espacio sobre el que bailamos abrazados las canciones del Maestro aquella noche en la que te tragaste las lágrimas, aquella noche en la que el mundo se dio la vuelta y tú supiste que no debías estar aquí junto a mí. Y la cama. Cada noche, la cama. Cada mañana, al despertar, la cama. Arropados y abrazados allí veíamos la tele, comíamos chocolate, nos acariciábamos, nos besábamos, hacíamos el amor,... Por la tarde, después de la siesta, antes de dormir, al despertar, a todas horas, a cualquier hora.

Hasta que traspasamos el límite.

Me dijiste: me estoy enamorando. Yo respondí: no puedes enamorarte de mí. Todo cambió y te fuiste diluyendo poco a poco. Esperabas una respuesta que nunca te di.

Aún no la tengo. El caso es que no te imaginas cuánto te echo de menos.




9 comentarios:

  1. OLE CON OLE ...VIVA MI VIR .
    PEDAZO BLOG TE HAS MONTADO , COMO SIEMPRE TE SIGUO , Y QUE CONSTE QUE ME ENCANTO TODAS TUS AVENTURAS EN AFRICA , ME ENCANTA ...
    UN SUPER BESOTE

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  2. ¿Por qué nos complicaremos tanto la vida?

    ¡Eres maestra de letras!

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  3. La verdad es que siempre tendemos a dar el valor real de las personas cuando ya no las tenemos al lado.
    Como dice la canción (creo que era de kiko veneno) "te echo de menos, lo mismo que antes de echaba de más)
    Me ha gustado esa nostalgia sin rencor.

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  4. Nunca sabemos lo que tenemos hasta que lo hemos perdido...nos encanta complicarnos la vida. Besos

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  5. An, ya echaba de menos oírte por aquí. Me alegro de que te sigan gustando mis aventuras, ;) Un besazo

    Miguel, pues supongo que las complicaciones son la sal de la vida, ¿no? Gracias, Miguel, halagas mi vanidad. Un beso

    Rubén, el ser humano es así, no sabe apreciar lo que tiene. ¡Ay, Kiko Veneno! No me gusta nada, pero es verdad que esa frase es reveladora.

    C.C., La vida es más bella con alguna que otra complicación. Un beso

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  6. ¿Y por qué nos empeñamos en hacer fácil lo difícil y difícil lo fácil? ¿porque la felicidad está dividida en dos medias naranjas, no podía ser una sola?

    Besos

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  7. Cada vez que pienso en que nos complicamos la vida siento cierta frustracion. Pero con el tiempo he ido comprendiendo que es lo que nos hace humanos y a disfrutar lo que queda.

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  8. Sese, el concepto de media naranja es hasta macabro, ¿no? No sé por qué es así, estará en nuestra naturaleza. Si consigo que mi personaje me lo explique os lo cuento. Beso.

    Mr. Dupin, toda la razón, aunque sí, es frustrante, muy frustrante.

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  9. recuerdos, recuerdos..

    solo puedo decirte una cosa..impresionante*-* que bonitoooo

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