Creo que ya os lo he comentado
alguna vez, mi planteamiento de la maternidad es radicalmente distinto al que
era antes de ser madre. Pero resulta que también choca con la idea de
maternidad que tienen muchas personas a mi alrededor, incluyendo familia
cercana. Por suerte he sido madre lo suficientemente mayor como para que me
importen un pepino las opiniones de los demás. Pero a veces resulta molesto
esto de ir “contra corriente”.
De eso ya habrá tiempo de hablar,
me da a mí que mucho. Hoy me voy a centrar en mí misma. Hoy me voy a enfrentar
a la Vir de hace un año, esa Vir que estaba a punto de ser mamá. Muchas veces
mi yo actual se enfrenta a esa Vir con una sonrisa burlona, recordando aquellas
declaraciones de intenciones tan firmes que hoy no son más que papel mojado:
“Yo le voy a dar pecho hasta los 4 meses. Luego se lo voy quitando poco
a poco porque paso de volver al trabajo y tener que estar pendiente de si me
gotean o no”. Mi niña va camino del año y sigue enganchada a mi pecho, algo
que las dos disfrutamos mucho, y por el momento no tenemos pensado dejarlo.
“Mi hija no va a cambiar mi ritmo, tendrá que adaptarse a mí”. Con
esta sentencia no me río de mí misma, me descojono abiertamente. Yo, que hasta
en la época en la que me levantaba a las cinco de la mañana no era capaz de
acostarme antes de las doce y media y ahora me quedo frita en el sofá antes de
que den las once. Yo, que pasaba horas delante del portátil y ahora hay días en
los que ni lo abro. Yo, la del ritmo frenético, la de no llegar nunca tarde, la
de salir hasta el amanecer,…
“Los bebés tienen que llorar.” Pero, ¿de dónde saqué yo semejante
pensamiento? Maredelamorhermoso, lo que pesa lo culturalmente establecido… Los
bebés lloran, claro, pero para comunicarse con nosotros, para expresarnos su
malestar. Y ese malestar hay que aliviarlo. Dejar llorar a un bebé es CRUEL. Y eso
me quedó claro la primera vez que oí llorar a mi pequeña y un profundo malestar
surgido de lo más primario de mí me embargó.
“En cuanto destete a mi hija se irá a dormir a su habitación”.
Bueno, evidentemente todavía no está destetada, cuando llegue ese momento ya
veremos. Y es que mi hija no solo duerme en nuestro dormitorio, sino que duerme
con nosotros. Desde que nació. Primero lo hizo entre nosotros. Cuando fue un
poco mayor adosamos su cuna a nuestra cama de tal manera que su colchón es una
continuación del nuestro. No solo no me parece mal, sino que me parece la mejor
opción. Ya profundizaremos en este tema…
“Mimar es malcriar”. ¡Uff! A este mi yo le pegaba un par de
bofetadas para que comprendiese lo que es malcriar. Besar, abrazar, acariciar,
consolar, apoyar, dar seguridad,… En definitiva, mimar, es BIENCRIAR. ¿A quién
no le gusta que le traten con mimo? ¿No nos sentimos mejor cuando la gente nos
trata con cariño, de manera agradable? ¿Igual preferiríamos un trato más frío,
no vaya a ser que nos convirtamos en adultos “malcriados” de recibir tanto
amor? ¿Y por qué lo que nos parece absurdo aplicado a los adultos nos parece
tan convincente cuando hablamos de criaturas indefensas? Yo, por el momento, me
como a mi hija a besos y abrazos, que ya llegará el día en que se los quite con
la manga de la camiseta y me parta el corazón.
Bueno, para una primera entrega y
un cura de humildad pública no está mal, ¿no os parece?
En lo del colecho (y la mayoría de lo que aquí expresas) hay mucha gente de acuerdo contigo, como yo.
ResponderEliminarUn ejemplo famoso es la actriz que hacía de Bloosom y hoy es doctora en Neurociencia http://mimosytetablog.com/por-que-dejamos-a-nuestros-hijos-dormir-en-nuestra-cama-mayim-bialik/
Muy interesante artículo. Está bien que poco a poco salga a la luz algo que erróneamente ha avergonzado a generaciones. Y es que no hay nada mejor que compartir el sueño con tus hijos, ¿verdad?
EliminarBueno supongo que ha actuado más el instinto que la razón. En cualquier caso las medidas que tenías pensadas las encuentro acertadas para educar a niñ"s, no a bebés, por ejemplo, si un bebé llora es que le falta algo (hambre, caca, dolor...) un niño a veces llora con propósitos más ladinos.
ResponderEliminarVamos digo yo, tú sabrás mejor.
Besos
Sese, te aseguro que detrás de cada una de mis actuaciones hay todo un ejercicio de razonamiento. Imagino que con el tiempo iré hablando de ello, pero si te interesa el tema te recomiendo un libro: "Bésame mucho", de Carlos González. Tú que eres gran lector lo devoras en tres patadas y es un ejercicio de antropología cultural revelador. Besos
EliminarDespués dicen que los adultos no cambiamos jejeje, no hay nada como la paternidad o maternidad para que nuestro mundo cambie por completo. Un abrazo
ResponderEliminarMenos mal que sí que cambiamos, ¿verdad? Abrazo!
EliminarBueno, cuando yo te conocí (y no hace mucho) no tenías ningún interés por ser madre tampoco. Y mírate ahora!!! jajaja, ¿sabes lo que digo yo? que esto es puritita intuición, y que o estás como una cabra, o siempre quieres lo mejor para tu hijo ¿verdad? Pues eso, que podemos equivocarnos, pero de los errores se aprende un montón. Merry durmió conmigo hasta los 8 añazos, y ahora soy yo la que la echa de menos. Un beso enorme, y sigue así, ya verás como consigues lo más importante. Que sea feliz.
ResponderEliminarMimi, cuando tú me conociste estaba en un momento delicado y te di la respuesta "tipo" que le daba a todo el que me preguntaba, pero yo siempre he querido ser madre. Las circunstancias de la vida han hecho que todo se retrasara más de la cuenta y, visto lo visto, lo doy por bueno, pero de aquella era un tema del que no quería hablar.
EliminarClaro que podemos equivocarnos, somos humanos, pero eso también es algo positivo. Que nuestros hijos vean que nos equivocamos y que de ello sacamos alguna lección es una lección en sí. Aunque creo que en muchas cosas no me estoy equivocando, sino que es la sociedad la que está equivocada. Por ejemplo, lo de dormir con mi niña. Mírate tú, hasta los 8 años, y María es una niña estupenda y preciosa perfectamente normal. Y feliz, tienes razón, eso es lo más importante sin duda. Un besazo enorme para las dos!!
¿Sabes que pienso yo siempre? Que si cuando eres mayor te gusta dormir abrazado a alguien, no entiendo por qué cuando eres niño te tienes que aguantar y dormir sola, menuda contradicción ¿verdad? Por cierto, ayer convencí a mi niña para que duermiera conmigo, sólo hoy mami, me dijo. ;-)
EliminarMadre mía Vir :-) ¡quién te ha visto y quién te ve! Si algún día soy madre ya te comentaré a ver qué hago.
ResponderEliminarMary
Es que por fuerza seguro que cambian muchos puntos de vista, tener un hijo es uno de los cambios más importantes que puede tener la vida de un adulto y tiene sus consecuencias. Yo así a priori, estoy bastante de acuerdo en tus afirmaciones "de antes", aunque claro, a saber qué haré cuando me toque. :)
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