Yo no comulgo con ningún sindicato por una razón muy sencilla: mientras sigan recibiendo subvenciones gubernamentales no pueden ser un órgano independiente. Por ese motivo no suelo secundar las huelgas. Normalmente están mal planteadas: tarde, por motivos egoístas y manipulando al personal.
Pero a veces hay que bailar con la más fea. No podemos quedarnos de brazos cruzados cuando se nos brinda la oportunidad de protestar.
· Porque estamos desamparados.
· Porque nos recortan los derechos adquiridos.
· Porque lo prometido no es lo que estamos recibiendo.
· Porque pagamos por algo que no es nuestra responsabilidad.
· Porque los responsables no están pagando. Todo lo contrario, siguen recibiendo a manos llenas.
· Porque estamos cansados de tener miedo.
· Porque nos están colgando la etiqueta de delincuentes.
· Porque la Reforma Laboral solo es la punta del iceberg.
· Porque es nuestro DERECHO, porque necesitamos apoyarnos en los pocos recursos que tenemos para mostrar nuestro descontento.
· Porque las urnas no representan nuestra voluntad.
· Porque queremos ser escuchados.
El derecho a huelga es un ejercicio individual y solidario. Por ello, tal como lo pedí para mí cuando atravesé las barreras de piquetes para acudir a mi puesto de trabajo, respetaré las decisiones particulares de cada uno. Pero eso no quiere decir que me vaya a callar. Todavía hay mucho que decir.
Feliz martes y trece.
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